En el momento de la triste noticia del fallecimiento del Papa Francisco, el joven sacerdote argentino Alejandro Nuñez, de la Diócesis de Puerto Iguazú, recuerda con emoción su encuentro con el amado Pastor Jesuita en el Vaticano.
El P.Alejandro siente que su encuentro con el Papa Francisco fue una diosidencia, una intervención divina que guió su camino y lo acercó mucho más a Dios. La presencia activa de Dios en su vida lo llevó a ese momento especial, donde la sonrisa cálida y la mirada profunda del Papa Francisco iluminaron su corazón.
Un Papa con un corazón criollo
Pancho, como lo conocían sus allegados, era un hombre de un humor contagioso y una sonrisa que iluminaba el mundo. Era un goloso confeso, apasionado del dulce de leche, aunque sus médicos le recomendaran moderación. También disfrutaba del mate, del pan fresco y, por supuesto, del fútbol, siendo un hincha ferviente de su querido San Lorenzo.
A pesar de sus gustos y pasiones, el Papa Francisco era un defensor de la austeridad y la simplicidad. Su ejemplo nos enseñó que la verdadera riqueza no se mide por las posesiones materiales, sino por la riqueza del corazón y el amor por los demás.
Un Papa histórico
El Papa Francisco fue un líder religioso histórico, siendo el primer Papa Latinoamericano, Jesuita y porteño en ocupar el trono de San Pedro. Su origen y espiritualidad marcaron un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia.
Dos encuentros inolvidables
El P. Alejandro tuvo la bendición de visitar al Papa Francisco en dos oportunidades:
- La primera fue en la Misa del 17 de noviembre, donde él celebraba la Misa por los pobres y el P.Alejandro asistió por su aniversario de ordenación.
- La segunda fue en el Palacio Apostólico, el 16 de enero, cuando le entregó la imagen de la Santa María del Yguazú.

Pero hubo un momento más, un último encuentro que quedará grabado en el corazón del P.Alejandro; quien luego de horas de fila – junto a miles de fieles que con emoción, respeto y devoción esperaban – finalmente se paró frente al féretro del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro para despedirse en nombre de toda la Diócesis de Puerto Iguazú. Con el corazón triste y una mirada nostálgica, elevó una oración por su alma y eterno descanso, agradeciendo su legado y cercanía. Fue un momento de profunda emoción y gratitud, donde el P.Alejandro pudo despedirse de su querido Pastor y guía de toda la Iglesia.

«El Papa Francisco nos dejó un legado de amor, misericordia y servicio. Su carisma único nos enseñó que la fe no es solo una doctrina, sino una forma de vida. Su mensaje de cercanía a los pobres y a los que sufren nos recordó que Dios está en los más sencillos y que debemos buscar la santidad en la vida cotidiana», expresó a Iguazú Connect el sacerdote de la Diócesis de Iguazú P.Alejandro Nuñez.

«Gracias Padre Jorge – como te gustaba que te llamemos – por ser un faro de luz en nuestro camino. Tu amor y misericordia nos guian hacia la santidad y nos recuerdan que Dios está siempre con nosotros. Descansa en paz, Papa Francisco, tu legado vivirá en nuestros corazones».


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